El ajolote es probablemente la salamandra más conocida, criada y mantenida en cautividad.
Se trata de un animal extraordinario que es originario de los lagos de Xochimilco y Chalco en México.
Una de las muchas peculiaridades de este increíble ser es que vive constantemente en forma larvaria, este fenómeno se conoce como neotenia y quiere decir que realiza todas sus funciones vitales (incluida la reproducción) en fase larvaria, imaginemos que una rana es capaz de vivir siempre como un renacuajo, pues es lo que ocurre con estas salamandras. Los ajolotes conservan su aleta dorsal que recorre la práctica totalidad de su cuerpo y unas enormes branquias externas que pueden parecerse a unas llamativas anémonas o plumas.
Llegan a medir hasta 30cm, aunque habitualmente son más pequeños.
Originalmente los ajolotes son de color marrón oscuro con branquias marrones casi negras, unos tonos perfectos para camuflarse y pasar inadvertidos. No obstante, y debido a su cría en cautividad, han ido apareciendo variedades de color como la albina, blancos con branquias rojas, gold, etc.
Tienen una gran cabeza con una boca grande y ancha con la que succionan el alimento.
Los ojos son pequeños.
Los ajolotes pueden llegar a vivir hasta 25 años en cautividad.
Otra gran peculiaridad de los ajolotes es que son capaces de regenerar las partes de su cuerpo si las pierden, es decir si un depredador ataca a un ajolote y arranca una de sus patitas, con el tiempo será capaz de regenerarla por completo.